En el mundo de la danza, son muy pocos los profesionales que logran ganarse la vida en esta disciplina, y se pueden contar con los dedos de una mano. Michelle De La Lastra es una de esas excepciones. Desde los dos años de edad, siguiendo la convicción de sus padres, empezó a explorar el mundo del ballet. Sin embargo, después de algunos años, su vida cambió cuando tomó una clase de hip-hop por curiosidad y se enamoró de este estilo de danza. Esto transformó su perspectiva del mundo de la danza y la llevó a explorar esta disciplina en campamentos con los mejores del mundo. Estas dinámicas, muy comunes en Europa, no eran tan populares en América, lo que inspiró a Michelle a crear Dance Camp 507. A pesar de su amor por la danza, vivir de ella era un sueño inalcanzable sin terminar sus estudios "tradicionales". Esta condición es común en los hogares latinos, donde el arte a menudo no se valora como un medio genuino para ganarse la vida. Por lo tanto, el trabajo siempre ha sido una parte importante de la vida de Michelle y algo que sus padres le inculcaron como valor fundamental. Hoy en día, con su propia academia recién inaugurada, Space Dance Studio, y Dance Camp 507, Michelle tiene que llevar varios sombreros al mismo tiempo. Liderar una empresa exitosa y seguir siendo una bailarina profesional no es una tarea fácil, pero ella persevera y sigue siendo una inspiración para muchos otros bailarines en Panamá y más allá.
