A veces cuando somos sacudidos en nuestra vida y en nuestras emociones actuamos de manera incorrecta. Dios nos advirtió que muchas aflicciones vendrían a nosotros en este mundo a causa del pecado y el hecho de que seamos seguidores de Cristo no significa que estamos libres de esta aflicción.
Cuando estamos turbados, nuestra energía se apaga, perdemos fuerza física y moral, y empezamos a ir en decadencia. Alejarse del Señor nunca será la solución, tenemos que buscar su ayuda, tenemos que entender que Dios está en control de nuestra situación si nosotros le permitimos y le confiamos que así sea.
Esperar en el Señor nos fortalece, busquemos su presencia en todo momento y no nos alejemos de su Palabra.