Lo advirtió el presidente del club River Plate de Buenos Aires. «Si el bombo lo toca un violento, seguiremos sin bombos, si la bandera la lleva un violento, seguiremos sin banderas». Este sorprendente anuncio tiende a privar al hincha de fútbol, de todas partes y de todos los tiempos, de sus herramientas de expresión más emblemáticas. Si no es posible batir el parche ni agitar los colores del club, qué sentido tiene llenar las tribunas un domingo. La seriedad del anuncio fue reforzada con la decisión de dejar afuera, apelando al derecho de admisión, a unos 300 barrabravas sospechados de vandalismo dentro y fuera de los estadios porteños.