Cuando oramos genuinamente reconociendo quién es Jesús, y nos alineámos a Su voluntad, traemos un gran poder a nuestras oraciones, resumido en una palabra: Autoridad.
Orar en el nombre de Jesús significa orar no con nuestra propia autoridad, sino con Su autoridad y pediendo a Dios el Padre que actúe sobre nuestras oraciones porque venimos en el nombre de Su Hijo, Jesús.
¡Esto es ENORME, cambia la vida y es inmensamente poderoso!
Este tipo de autoridad en nuestro mundo de hoy es lo que se conoce en términos legales como "El poder notarial". Un poder es la autoridad que se otorga a otra persona, a fin de actuar en nombre del emisor en asuntos legales o de cualquier otro tipo. Jesús nos dio luz verde para usar Su nombre en la tierra de la misma manera. Estamos actuando como Sus representantes en la tierra. Todo lo que Jesús quiere hacer en la tierra hoy, Él lo hace a través de los creyentes en Su nombre, a quienes se les ha dado el poder notarial para actuar en Su nombre.
Los términos de la transferencia del poder siempre se incluyen en el documento que transfiere ese poder. En nuestro caso el documento que revela los términos es la palabra de Dios. Jesús reveló este poder que tenemos en Su nombre en Mateo 28:18, cuando dijo: "Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" - Mateo 28:18
Y luego también dijo: "Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán serpientes; y si beben algo mortal, de ninguna manera les hará daño; pondrán las manos sobre los enfermos, y se sanarán." - Marcos 16:17-18
Por lo tanto ve y ora en el nombre de Jesús, de acuerdo a los términos y condiciones establecidos en la palabra y voluntad de Dios, a ti te ha sido entregado el poder notarial para actuar en su nombre. ¡Tienes gran poder y autoridad en el nombre de Jesús!