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Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios hiciera su llamamiento a través de nosotros. Te imploramos en nombre de Cristo: Reconcíliate con Dios (2 Corintios 5:20).

Si inviertes el orden y parafraseas este versículo, se comunica: Reconcíliate y alinea tu verdadera identidad en Dios nuevamente, en nombre de Jesús te lo recuerdo; Dios quiere compartir sus buenas nuevas a través de ti, porque eres su embajador.

Los embajadores son los representantes de más alto rango de sus gobiernos en el extranjero, y su responsabilidad principal es representar y trabajar por los mejores intereses de su gobierno o jefe de estado. No son elegidos, sino que son elegidos por el gobierno o el jefe de estado, y es un gran honor ser elegidos como uno. Nosotros también fuimos otorgados con un honor enorme cuando Dios nos llamó y nos eligió para seguirlo (1 Corintios 1:26).

Nunca olvidaré mientras vivíamos en Sydney Mary tuvo el privilegio de trabajar con la embajada de Colombia en Australia. Por lo tanto tuve la oportunidad de conocer personalmente sus directivos entre ellos el cónsul y embajador, quienes me impactaron tremendamente, (aparte de Mary) por sus habilidades de comunicación, gracia y modales que se convirtieron en mi primer referente de la nación de Colombia. El embajador, como representante de la nación de Colombia en Australia, estaba capacitado en el arte de la diplomacia lo cual hacían de sus acciones y palabras un hilo conductor para aprender más acerca de la nación Colombiana y generar en mí una excelente impresión de Colombia.

Pablo escribe que somos "embajadores de Cristo" en 2 Corintios 5:20. Dice que estamos llamados a representar a Dios en la tierra y dejar una impresión duradera de él. La palabra griega traducida como "embajador" es presbeuo. Comparte la misma raíz que "presbítero", que es una de las palabras que se utilizan para describir a los líderes de la iglesia. El apóstol Pablo estaba haciendo énfasis de un aspecto muy importante; sea cual sea tu rol de liderazgo, reconocido en la iglesia o no, tu y yo somos embajadores de Cristo con el extraordinario privilegio y responsabilidad de representar a Jesús en este mundo. A través de nosotros, Dios hace su llamado para que otros reciban su perdón, amor y gracia y se conviertan en amigos de Dios. Como embajadores reales, tenemos el deber de actuar con diplomacia y habilidad porque representamos a Cristo en la tierra.

Cuando un embajador es elegido y enviado a vivir y trabajar en un país extranjero, sigue siendo ciudadano de su país de origen y sigue las leyes de ese país por encima de las suyas. Pedro y los otros apóstoles declararon lo mismo cuando se les dijo que no enseñaran más en el nombre de Jesús en Jerusalén, y les dijeron a los oficiales que iban a arrestarlos: "Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hechos 5:29). Esto no significa que podamos ignorar todas las leyes de nuestro país anfitrión. Jesús les dijo a sus discípulos que "devuelvan al César lo que es del César, ya Dios lo que es de Dios" (Lucas 20:25). Todavía tenemos que pagar impuestos, obedecer las leyes de tránsito y evitar cometer delitos graves, pero cuando la ley del hombre y la ley de Dios entran en conflicto, nuestra mayor lealtad es siempre hacia Dios.