“Pues es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado de antemano.” (Efesios 2:10)
¡Alinearnos con esta identidad nos hará verdaderamente libres! Eres una creación asombrosa, un diseño intrínsecamente hermoso. Un tejido complejo de espíritu, alma y cuerpo, una persona profunda y única con un potencial sin explotar, colorida, detallada y tremendamente creativa. Eres la obra maestra de Dios.
Hay muchas razones por las que puedo desanimarme en esta vida, especialmente cuando se trata de nuestra propia imagen. Cómo nos vemos a nosotros mismos, nuestras personalidades, nuestros cuerpos, nuestras experiencias, nuestro potencial. Cuando nos alineamos con la forma en que Dios realmente nos ve, somos libres para adorarlo y vivir nuestra mejor vida posible basándonos en nuestra identidad real y no quizás en cómo nos sentimos, como nos vemos, o cuantos errores hemos cometido o basados en nuestras propias percepciones y experiencias.
La verdad acerca de ti es que eres una obra de arte, eres la “Obra Maestra” de Dios, la palabra de Dios dice “Porque somos la obra maestra de Dios. Él nos ha creado de nuevo en Cristo Jesús, para que podamos hacer las cosas buenas que él planeó para nosotros desde hace mucho tiempo”. (Efesios 2:10)
A los ojos de Dios, no solo eres una hermosa obra maestra, sino que tu creador pretendió grandes cosas para su hermosa y perfecta obra de arte. Hay planes increíbles para ti ahora y en tu futuro. Esta es tu identidad. El salmista David gritó en Su frustración y dolor, y en su viaje de descubrimiento declarando la verdad de Su identidad: “Tú hiciste todas las partes internas delicadas de mi cuerpo y me uniste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu mano de obra es maravillosa, qué bien la conozco (Salmo 139: 13-14).
Si hay algo que tú y yo debemos saber bien, es que Dios, como su obra maestra te hizo bello, te hizo maravilloso, cada detalle ha sido elaborado con un propósito. Tu parte es saberlo, recordarlo, abrazarlo y vivir tu verdadera identidad como "Obra Maestra de Dios".
Esto devolverá la confianza a su vida.