Relación, es el resultado de una correspondencia o conexión entre dos o más personas. Unión, trato, amistad. En otras palabras, es la interacción que como ser humano puedo desarrollar, en este caso, con el Espíritu de Dios.
La biblia nos enseña que cuando éramos niños, pensábamos como niños, actuábamos como niños, pero cuando crecemos, ya tenemos las facultades desarrolladas para actuar como adultos. Tomar la responsabilidad de ingerir alimentos saludables para nuestro crecimiento, actuar, pensar como adultos, dejando lo de niño y proyectándonos a una madurez mayor.
En nuestra relación con el Espíritu de Dios, iniciamos descubriendo quién es Dios, su plan trazado para cada uno de nosotros. El Espíritu Santo nos acompaña en ese proceso de regeneración y en esa nueva vida en Dios. Sin embargo, es nuestra tarea mantener, nutrir, cuidar, contemplar esa relación con El Espíritu de Dios, es nuestro deber respetar su presencia, y si nuestro cuerpo es su morada, nos corresponde mantenerlo limpio y puro para Él.
El anhelar conocer más al Espíritu de Dios, solo es posible a través de una comunión y amistad diaria y continua, es imposible tener un encuentro real con alguien si no te encuentras cara a cara con esa persona, hoy, aunque de manera virtual lo podemos realizar, es indispensable que tu intelecto, tu corazón se conecten en esa relación que deseas desarrollar. Conocer sus gustos, lo que le entristece y lo que no. Esa es nuestra parte conocer a través de la palabra de Dios, la esencia misma del Espíritu Santo, para que Él pueda hacer su morada en nosotros y desarrollar una amistad profunda y real contigo y conmigo.