Uno de los principales enemigos de nuestra intimidad con Dios es nuestro activismo. Nos distraemos con tantas cosas que creemos importantes en el día a día, y que lo único que nos causan es estrés, para que finalmente las olvidemos tan pronto otra cosa “importante” llega a tocar nuestra puerta.Viviendo así, nuestra vida de fe se convierte en otra cosa más que hacer, y nos alejamos completamente de la promesa de tener paz que sobrepasa todo entendimiento, estando cada vez más cansados y frustrados.¿Qué estamos haciendo mal?En el mensaje de hoy, intentaremos darte la clave para que puedas reordenar tu vida y comprender que, a menos que tus prioridades giren alrededor de tu intimidad con Dios, estarás siempre tan ocupado que te perderás lo único que realmente importa: Una relación profunda con tu Padre y con aquellos que amas.
