Micaías había profetizado que Sedequías y todos sus profetas estaban poseídos por un espíritu de mentira, este como todo el que no tiene argumentos para esgrimir, recurre a la violencia.
Pero Micaías contestó: tendrás que esconderte.
Lo que generalmente ocurre es que cuando dices lo contrario a lo que la gente quiere oír te echan en la cárcel, sin embargo, Micaías no se retracta, lo confirma y los toma como testigos del desastre venidero.