Roboán fue a Siquén para que lo proclamaran rey. Pero Jeroboán que había huido del rey Salomón, él y todo Israel fueron a ver a Roboán y le dijeron:
Su padre nos impuso un yugo pesado. Alívienos usted ahora el duro trabajo y el pesado yugo que él nos echó encima; así serviremos a Su Majestad.
El rey Roboán consultó con los ancianos que en vida de su padre Salomón habían estado a su servicio.
Ellos respondieron: Si Su Majestad trata con bondad a este pueblo, y condesciende con ellos y les responde con amabilidad, ellos le servirán para siempre. Pero Roboán consultó más bien con los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio.
Le contestaron: Respóndales de este modo: “Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre.Si él les impuso un yugo pesado, ¡yo les aumentaré la carga! Y, si él los castigaba a ustedes con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!