Joás tenía siete años cuando ascendió al trono. Mientras el sacerdote Joyadá vivió, Joás hizo lo que agradaba al Señor.
Joás decidió reparar el templo del Señor. Reunió a los sacerdotes y a los levitas, y les dijo: «Vayan por las ciudades de Judá y recojan dinero de todos los israelitas, para reparar cada año el templo de su Dios. Háganlo inmediatamente». Sin embargo, los levitas fueron negligentes.
La malvada Atalía y sus hijos habían destrozado el templo de Dios, y hasta habían ofrecido a los baales los objetos sagrados del templo del Señor.
Luego mandó que se pregonara por Judá y Jerusalén que trajeran al Señor la contribución que Moisés, siervo del Señor, había ordenado a Israel en el desierto.