Oye las súplicas de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Oye desde el cielo, donde habitas; ¡escucha y perdona!
Si alguien peca contra su prójimo. Condena al culpable, y haz que reciba su merecido; absuelve al inocente, si tu pueblo Israel es derrotado, por haber pecado contra ti y te suplica en este templo, óyelo tú desde el cielo, y perdona su pecado y hazlo regresar a la tierra que les diste a ellos y a sus antepasados.
Cuando tu pueblo peque contra ti y tú lo aflijas cerrando el cielo para que no llueva. Cuando en el país haya hambre, peste, sequía, o plagas de langostas o saltamontes o el enemigo nos sitie; en fin, cuando venga cualquier calamidad o enfermedad, si luego en su dolor cada israelita, consciente de su culpa, extiende sus manos hacia este templo, y ora y te suplica óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y perdónalo Guíalos para que sigan el buen camino.