Los babilonios quebraron las columnas de bronce, las bases y la fuente de bronce que estaban en el templo del Señor, se llevaron todo el bronce a Babilonia, junto con las ollas, las tenazas, las despabiladeras, la vajilla y todos los utensilios de bronce que se usaban para el culto. Además, lo que no rompieron se lo llevaron, todo era de oro y de plata.
El bronce de las dos columnas, de la fuente y de las bases, que Salomón había hecho para el templo del Señor, era tanto que no se podía pesar. Cada columna medía ocho metros de altura. El capitel de bronce que estaba encima de cada columna medía metro y medio de altura y estaba decorado alrededor con una red y con granadas de bronce.
Tomaron presos a los sacerdotes, a los porteros, oficial encargado de las tropas, a servidores personales del rey, al cronista principal del ejército, y a los que todavía estaban en la ciudad.
El rey de Babilonia, los hizo ejecutar.