Mefiboset se inclinó y dijo:
—¿Y quién es este siervo suyo, para que Su Majestad se fije en él?
¡Si no valgo más que un perro muerto!
Pero David llamó a Siba, el administrador de Saúl, y le dijo:
—Todo lo que pertenecía a tu amo Saúl y a su familia se lo entrego a su nieto Mefiboset.
Te ordeno que cultives para él la tierra y guardes la cosecha para el sustento de su casa.
En cuanto al nieto de tu amo, siempre comerá en mi mesa.