1 Cuando los enemigos del pueblo de Judá se enteraron que estaban reconstruyendo el templo, 2 se presentaron ante los jefes y les dijeron:
—Permítannos participar en la reconstrucción, hemos buscado a su Dios y le hemos ofrecido holocaustos.
3 Pero los jefes de Israel les respondieron:
—No podemos permitir que ustedes se unan a nosotros en la reconstrucción del templo, tal como lo decretó Ciro, rey de Persia.
4 Entonces comenzaron a desanimarlos y para que abandonaran la reconstrucción. 5 Y hasta sobornar a algunos de los consejeros 6 aquellos enemigos enviaron una carta en la cual acusaban a los habitantes de Judá y de Jerusalén. 7 Luego, sus demás compañeros le enviaron una carta, que fue traducida al arameo.