1Se me acercaron los jefes y me dijeron:
«El pueblo de Israel, incluso los sacerdotes y levitas, no se ha mantenido separado de los pueblos vecinos, sino que practica las costumbres abominables de todos ellos. 2 De entre las mujeres de esos pueblos han tomado esposas, mezclando así la raza santa con la de los pueblos vecinos. Y los primeros en cometer tal infidelidad han sido los jefes y los gobernantes».
4 Entonces, por causa del pecado cometido. Y yo seguí angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde.