9 Amán salió de buen humor; pero, cuando vio a Mardoqueo y notó que no se levantaba ni temblaba ante su presencia, se llenó de ira contra él. 10 No obstante, se contuvo y se fue a su casa, 11 e hizo alarde de su riqueza y de sus muchos hijos, y de cómo el rey lo había honrado. 12 Yo soy el único a quien la reina Ester invitó al banquete que le ofreció al rey. Y también me ha invitado a acompañarlo mañana. 13 Pero todo esto no significa nada para mí, mientras vea a ese judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey. 14 Su esposa Zeres y todos sus amigos le dijeron: —Haz que se coloque una estaca, y cuelgue a Mardoqueo. Así podrás ir contento al banquete con el rey. La sugerencia le agradó a Amán, y mandó que se colocara la estaca.