33:1 Te ruego, Job, que escuches mis palabras. 4 El Espíritu de Dios me ha creado; me infunde vida el hálito del Todopoderoso. 5 Contéstame si puedes; 8 Pero me parece haber oído: 9 Soy inocente. No tengo pecado. 12 Pero déjame decirte que estás equivocado, pues Dios es más grande que los mortales. 14 Dios nos habla una y otra vez, aunque no lo percibamos. 15 En sueños, en visiones, cuando caemos en un sopor, o cuando dormitamos, 16 él nos habla al oído, 17 para apartarnos de hacer lo malo y alejarnos de la soberbia; 18 para librarnos de caer en el sepulcro 19 A veces nos castiga con el dolor. 22 Nuestra vida va acercándose al sepulcro, se acerca a los heraldos de la muerte.