119:49 Acuérdate de la palabra que diste a este siervo tuyo, palabra con la que me infundiste esperanza. 50 Este es mi consuelo en medio del dolor: que tu promesa me da vida.
57 ¡Mi herencia eres tú, Señor! Prometo obedecer tus palabras. 58 Busco tu rostro de todo corazón; ten piedad de mí conforme a tu promesa.
71 Me hizo bien haber sido afligido, porque así pude aprender tus estatutos. 72 Para mí es más valiosa tu Ley que miles de piezas de oro y plata.