119:129 Tus mandatos son maravillosos; por eso los obedezco. 130 La exposición de tus palabras nos da entendimiento. 132 Vuélvete a mí y ten piedad de mí, como haces siempre con los que aman tu nombre. 133 Guía mis pasos conforme a tu promesa; no permitas que ninguna iniquidad me domine. 135 Haz brillar tu rostro sobre tu siervo; enséñame tus estatutos.