28:1 A ti clamo, Señor, roca mía; no te desentiendas de mí. 2 Oye mi voz suplicante cuando a ti acudo en busca de ayuda. 3 No me arrastres con los malvados, 4 Págales conforme a sus obras. 5 Ya que no toman en cuenta las obras del Señor. 7 El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda, y con cánticos le daré gracias. 8 El Señor es la fortaleza de su pueblo, y un baluarte de salvación para su ungido. 9 Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad, y cual pastor guíalos por siempre.