En este capítulo seguimos leyendo sobre el castigo que le sobrevendría a Moab. Y se la acusa por su soberbia, arrogancia y orgullo; y también por su idolatría - ellos adoraban al dios Quemos. Estando tan cerca de Israel, y conociendo su historia y como el Dios de Israel los había sacado de Egipto, cuidado en el desierto, y entregado la Tierra Prometida, es increíble que ellos no hubieran entendido que el Dios de Israel es el único Dios verdadero. Se habla mucho aquí de sus viñedos y sus tortas de pasas. Su prosperidad los llevó al orgullo y a la soberbia. Pero aún así había esperanza para ellos en el Mesías de Israel. El Mesías, Jesús, el hijo de Dios, interesantemente cuando nació, y se registró su geanología, se incluía una mujer moabita - Rut - entre sus ancestros. Dios nos muestra que su salvación y su amor está al alcance de todos. Es cierto que Dios eligió a Israel, pero la salvación se ofrece a todas las naciones a través de la fe en Jesús. Que el Señor nos ayude a vivir libres de la idolatría y de la soberbia. Que el Señor te bendiga.
