Las profecías sobre Egipto llaman mucho la atención, ya que Dios da bastantes detalles de cómo Él alzaría su mano contra Egipto, para castigar a sus ídolos y a sus gobernantes. Dios ya había alzado su mano contra Egipto en el Éxodo - cuando sacó a su pueblo a través de Moisés, mediante el derramamiento de las plagas. Pero en esta ocasión, el castigo de Dios tiene otro propósito: la conversión de Egipto al Señor. Personalemente creo que esta profecía vio su cumplimiento cuando el cristianismo entró a Egipto. La tradición dice que fue Marcos quien esparció el evangelio en esas tierras. Cuando fuimos a Egipto, el guía nos contó que por muchos siglos, casi todo Egipto se había vuelto cristiana. Esto fue hasta que llegó el Islam, e impuso por la fuerza su religión mediante la espada. Pero lo imporante de esta profecía es cómo Dios se refiere a Egipto: su pueblo. Lo mismo dice de Asiria. Ciertamente Israel es su heredad. Pero Dios siempre ha buscado alcanzar a todas las naciones con el conocimiento de la verdad. La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿Qué tiene que hacer Dios para alcanzarme a mí? No esperemos a que llegue su ira para que le busquemos de todo corazón. Busquémosle hoy, mientras aún hay tiempo. Que el Señor te bendiga.
