Después de haber pronunciado el juicio de Dios sobre diferentes naciones que rodeaban a Israel, ahora Isaías pasa a pronunciar un juicio que se extiende hasta abarcar toda la tierra. Se presenta un cuadro sombrío, devastador, y aterrador. Una destrucción generalizada. El propio Isaías se lamenta al contemplar toda la devastación. Se acerca el día en el cual se acabarán las fiestas, la alegría, y las parrandas. Pero la principal causa del juicio es que se abandonó el pacto eterno. Isaías ve el juicio como una consecuencia de la infidelidad de Israel. Si Israel se aleja de Dios, ¿qué queda para el resto del mundo? Pero aún así se habla de esperanza, ya que Isaías ve a un remanente, un grupo muy pequeño de fieles, que alaban al Señor, al Justo. ¿Te gustaría ser parte de ese pequeño grupo de personas que sobrevivirán al juicio final? Alaba a Dios. No te olvides de su pacto. Que el Señor te bendiga.