El pueblo se estaba quejando de que Dios no estaba prestando atención a sus ayunos y fiestas solemnes. Y a través del profeta Isaías, Dios les responde y les aclara porqué Él no estaba respondiendo a sus oraciones y plegarias: el problema era que sus ayunos eran solamente algo externo - una práctica vacía y sin un verdadero arrepentimiento. El ayuno que agrada al Señor tiene que ver con un cambio en nuestra forma de actuar y de comportarnos. El verdadero ayuno no solo tiene que ver con dejar de comer o ponerse a sufrir todo un día por no comer. El verdadero ayuno significa pensar y ayudar a los más desvalidos. Alimentar a los pobres, soltar las cargas de los oprimidos, y dar refugio a los que no tenían hogar. Lamentablemente, muchos estaban usando el ayuno para que Dios los bendijera, y los hiciera prosperar. Pero el verdadero sentido del ayuno es el arrepentimiento y el cambio de actitud - Dios quería que dejaran su egoísmo, su maldad, y su tendencia a explotar y maltratar a los más débiles - a los huérfanos, las viudas y los extranjeros. Dios también los llama a que respeten y guarden como corresponde el día santo de reposo - el sábado. No debían usarlo para seguir trabajando o usándolo para sus deleites. El sábado es un día que debe consagrarse al Señor. Es un día para alabarlo y para descansar en el Señor. Que Dios nos ayude a entender el verdadero propósito de la oración, el ayuno y el día de descanso - no son para que Dios haga lo que nosotros queremos que Él haga por nosotros; sino para que nosotros aprendamos a hacer su voluntad. Que el Señor te bendiga.