Los asirios fueron un imperio muy poderoso, y extremadamente cruel. Tenían tácticas muy efectivas, para atemorizar a sus enemigos, y así conquistarlos. Más adelante en el libro de Isaías veremos como amenazaron a Jerusalén y casi destruyen al pueblo de Dios. Pero aquí se profetiza que sí lograrían destruir Damasco en Siria, y Samaria en Israel. De hecho, fueron los asirios los que se llevaron a las 10 tribus de Israel al cautiverio, haciéndolas desaparecer para siempre. Y Asiria también vendría, y casi ahogaría a Jerusalén. Pero fracasarían a causa de Emanuel - Dios con nosotros. Dios, en su misericordia salvaría a Jerusalén. Dios quería mostrarles su amor y su poder, y así guiarlos al arrepentimiento. Isaías y sus hijos eran señales para el pueblo de Dios. Dios les estaba avisando todo lo que ocurriría de antemano. El único deseo de Dios, es que le creamos, que confiemos en Él, y le obedezcamos. Solo así Él podrá actuar con total libertad en nuestras vidas. No consultemos a los mediums. No consultemos a los muertos. Ni mucho menos a magos y adivinos. Busquemos al Señor y confiemos en su Palabra y en sus promesas. Que el Señor te bendiga.