Juan ha invitado a sus lectores a reconocer que necesitamos el perdón de nuestros pecados para mantener nuestra comunión, y que Dios está dispuesto a perdonarnos si confesamos nuestros pecados. Ahora añade que esto también es posible por la intevención del mejor abogado que intercede por nosotros.
"Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo", (1 Juan 2:1, RV60).
"Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo" (1 Juan 2:1 NTV).