Aquel creyente que busca permanecer en Cristo por consecuencia llevará una vida en la cuál el pecado va teniendo cada vez menos cabida.
"Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido" (1 Juan 3:4-6, RV60).
"Todo el que peca viola la ley de Dios, porque todo pecado va en contra de la ley de Dios; y ustedes saben que Jesús vino para quitar nuestros pecados, y en él no hay pecado. Todo el que siga viviendo en él no pecará; pero todo el que sigue pecando no lo conoce ni entiende quién es él", (1 Juan 3:4-6 NTV).