Pedro les recuerda a los cristianos en persecución que, aunque lo pudieran haber perdido todo, ellos tienen herencia en el cielo.
"y tenemos una herencia que no tiene precio, una herencia que está reservada en el cielo para ustedes, pura y sin mancha, que no puede cambiar ni deteriorarse. Por la fe que tienen, Dios los protege con su poder hasta que reciban esta salvación, la cual está lista para ser revelada en el día final, a fin de que todos la vean", (1 Pedro 1:4-5, NTV)
"para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero", (1 Pedro 1:4-5, RV60)