Ahora Pedro habla a las esposas y les da instrucciones para que a través de su testimonio puedan sus esposos conocer de Dios.
"De la misma manera, ustedes esposas, tienen que aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando alguno de ellos se niegue a obedecer la Buena Noticia, la vida recta de ustedes les hablará sin palabras. Ellos serán ganados al observar la vida pura y la conducta respetuosa de ustedes", (1 Pedro 3:1-2, NTV).
"Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa", (1 Pedro 3:1-2, RV60).