Pedro ya le dijo a sus lectores que Dios condenó a ciudades pervertidas y rescató a Lot. Ahora explica que Dios también trata con aquellos que rechazan la autoridad y viven para sus deseos.
"Él trata con particular severidad a los que se entregan a sus propios deseos sexuales pervertidos y desprecian la autoridad", (2 Pedro 2:10, NTV).
"y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío", (2 Pedro 2:10, RV60).
