Pablo, ahora da unas palabras de ánimo a los Tesalonicenses, no sin antes recordarles del consuelo eterno que tienen en Cristo, además de la esperanza maravillosa que Dios les ha dado.
"Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, quien nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una esperanza maravillosa, los conforten y fortalezcan en todo lo bueno que ustedes hagan y digan", (2 Tes. 2:16-17, NTV).