Pablo, continuando con las instrucciones al núcleo familiar, ahora presenta una exhortación para los hijos a ser obedientes y una advertencia para los padres a no exasperar a sus hijos.
"Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque eso agrada al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desanimen", (Col. 3:20-21, NTV).