Pablo les recuerda a los creyentes en Éfeso que, no solo son miembro de un solo pueblo con los judíos, sino que también son miembros de la familia de Dios.
"Así que ahora ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros. Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la familia de Dios", (Efesios 2:19, NTV).
"Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios", (Efesios 2:19, RV60).