Pablo les recuerda a los creyentes en Éfeso que, por estar muertos en sus pecados, ellos también seguían las tendencias de este mundo y a su líder.
"Vivían en pecado, igual que el resto de la gente, obedeciendo al diablo—el líder de los poderes del mundo invisible—, quien es el espíritu que actúa en el corazón de los que se niegan a obedecer a Dios", (Efesios 2:2, NTV).
"en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia", (Efesios 2:2, RV60).
