Pablo les dice a los Gálatas que no hay nada de lo que él pueda mostrar orgullo o de lo que se pudiera alabar a sí mismo, sino que solamente se jactaba en la cruz de Cristo.
"En cuanto a mí, que nunca me jacte de otra cosa que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Debido a esa cruz, mi interés por este mundo fue crucificado y el interés del mundo por mí también ha muerto", (Gálatas 6:14, NTV).
"Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo", (Gálatas 6:14, RV60).