Jeremías pone excusas para no servir a Dios. Su excusa es su juventud. Pero Dios le dice que él va ir a donde él lo mande y va a hacer lo que Dios le pida. Si Dios te llama, no hay que poner excusas.
"—Oh Señor Soberano—respondí—. ¡No puedo hablar por ti! ¡Soy demasiado joven!—No digas: “Soy demasiado joven”—me contestó el Señor—, porque debes ir dondequiera que te mande y decir todo lo que te diga", (Jeremías 1:6-7, NTV)
"Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande", (Jeremías 1:6-7, RV60).