En este proverbio aprendemos que debemos de tener cuidado con nuestras autoridades, respetarlas y no provocarlas.
"Rugido de león es la furia del rey; quien provoca su enojo se juega la vida", (Proverbios 20:2, NVI).
"La furia del rey es como el rugido del león; quien provoca su enojo, pone en peligro su vida", (Proverbios 20:2, NTV).