El salmista ahora declara una verdad indubitable, Dios es bueno. Y no solo declara esa verdad, sino que también nos recuerda que el Señor, su amor y su fidelidad son para siempre.
"Pues el Señor es bueno. Su amor inagotable permanece para siempre, y su fidelidad continúa de generación en generación", (Salmo 100:5, NTV).
"Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones", (Salmo 100:5, RV60).