El salmista describe como la protección de Dios es continua. Dios nos protege de día y de noche. Nos protege de diferentes peligros, ya que él nunca duerme.
"El sol no te hará daño durante el día, ni la luna durante la noche", (Salmo 121:6, NTV).
"El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche", (Salmo 121:6, RV60)