David sigue hablando, de manera muy coloquial, de la omnipresencia de Dios. Dios está en los lugares más inimaginables que se puedan nombrar.
"Si subo al cielo, allí estás tú; si desciendo a la tumba, allí estás tú.Si cabalgo sobre las alas de la mañana, si habito junto a los océanos más lejanos,aun allí me guiará tu mano y me sostendrá tu fuerza", (Salmo 139:8-10, NTV).
"Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar,Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra", (Salmo 139:8-10, RV60).