El salmista usa la figura de un león joven para ejemplificar el hecho de que aún los más fuertes pueden pasar hambre, pero lo contrasta con aquellos que están buscando a Dios, a los cuáles, no les faltará ningún bien.
"Hasta los leones jóvenes y fuertes a veces pasan hambre, pero a los que confían en el Señor no les faltará ningún bien", (Salmo 34:10, NTV).
"Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien", (Salmo 34:10, RV60).