La limpieza espiritual no se consigue con medios físicos. El salmista usa esa ilustración de limpieza física para ejemplificar como Dios nos puede dejar limpios.
"Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve.Devuélveme la alegría; deja que me goce ahora que me has quebrantado.No sigas mirando mis pecados; quita la mancha de mi culpa", (Salmo 51:7-9, NTV).
"Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido.Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades", (Salmo 51:7-9, RV60).