El salmista pide a Dios que lo salve de la muerte física, pero no por que él lo merezca, sino en basado en el amor inagotable de Dios.
"Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; Sálvame por tu misericordia.Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará?", (Salmo 6:4-5, RV60).
"Vuelve, oh Señor, y rescátame; por tu amor inagotable, sálvame.Pues los muertos no se acuerdan de ti; ¿quién puede alabarte desde la tumba?", (Salmo 6:4-5, NTV).