El salmista ahora se dirige a sus enemigos y les indica que él sabe que Jehová ha escuchado sus oraciones y que va a hacer algo al respecto.
"Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad; Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro.Jehová ha oído mi ruego; Ha recibido Jehová mi oración", (Salmo 6:8-9, RV60).
"Váyanse, todos ustedes que hacen el mal, porque el Señor ha oído mi llanto.El Señor ha escuchado mi ruego; el Señor responderá a mi oración", (Salmo 6:8-9, NTV).