Hay una clara comparación entre la sabiduría del mundo, la humana, y la sabiduría que viene del cielo, la sabiduría de Dios.
"Sin embargo, la sabiduría que proviene del cielo es, ante todo, pura y también ama la paz; siempre es amable y dispuesta a ceder ante los demás. Está llena de compasión y del fruto de buenas acciones. No muestra favoritismo y siempre es sincera" (Santiago 3:17, NTV).