Ahora Santiago quiere ayudar a sus lectores a estar conscientes de la responsabilidad que aquellos que quieren enseñar la Biblia llevan con este ministerio.
"Amados hermanos, no muchos deberían llegar a ser maestros en la iglesia, porque los que enseñamos seremos juzgados de una manera más estricta", (Santiago 3:1, NTV).