Después de hablar a los maestros y de como ellos van a ser juzgados más duramente, ahora Santiago habla a todos, y les habla de que se debe de dominar la lengua.
"Es cierto que todos cometemos muchos errores. Pues, si pudiéramos dominar la lengua, seríamos perfectos, capaces de controlarnos en todo sentido" (Santiago 3:2, NTV).