Todos venimos de la migración. Ya sea una migración antigua o reciente. Lejana o cercana. En un sentido o hacia el otro. En el caso de la migración venezolana hacia el Perú, ésta se tornó masiva desde el 2018, cuando la situación se volvió insostenible en Venezuela y muchos tuvieron que salir de su país para buscar una vida mejor. Pero la migración no es un proceso fácil: tienes que despedirte de todo lo que conoces y adaptarte a una nueva realidad. Esto es aún más difícil cuando tenemos que hacerlo con niños, para quienes cada novedad es un cambio enorme.
Esto fue lo que le tocó vivir a Génesis, que migró de Caracas a Lima, para poder sostener económicamente a su hijo y a su familia. Pensando que era una migración sólo temporal, llegó llena de energía y de voluntad, pero luego se topó con las complejidades de migrar, y sobre todo la xenofobia y una realidad laboral muy dura. Hoy nos cuenta su proceso de llegada, de adaptación, la emoción de reencontrarse con su hijo cuando viaja a Venezuela para traerlo. También nos relata cómo su hijo finalmente reta sus planes y traza un nuevo destino para los dos, haciendo lo que hacen siempre todos los hijos: enseñarnos a ser flexibles, a cambiar, a soltar nuestras expectativas y a acoger las cosas como son.
El relato de Génesis es un faro de luz para otras mamás migrantes que están atravesando el mismo proceso, y una invitación para que las otras mamás conozcamos más de esta realidad y podamos tenderle la mano a quienes siguen buscando su destino: un lugar feliz, sano y seguro para llegar con sus hijos.
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