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18 de noviembre

Lucas 21:9–11

“Y cuando oigáis de guerras y sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente. Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo.”

EXPECTATIVA, NO MIEDO

Gran parte de los Estados Unidos atraviesa actualmente una fuerte sequía. (Mientras escribo esto, el río Misisipi se encuentra en su nivel más bajo en décadas, y muchas barcazas han quedado atascadas. Varios de los embalses más grandes del oeste están en su punto más bajo desde que fueron construidos). Los huracanes han hecho de este uno de los años más costosos, dejando tras de sí una gran necesidad de reconstrucción que tomará años. En Europa continúa una guerra con creciente destrucción y pérdidas humanas, mientras muchos observan con cautela, orando para que no se extienda a otros países ni se utilicen tácticas más devastadoras.

Podría pensar que todo esto es algo único del año 2022, pero sé que no es así. A tan solo siete semanas de que termine el año, tengo la triste certeza de que lo que hemos vivido no es tan excepcional. Los detalles cambian, pero la condición del mundo sigue siendo la misma. Aún habrá sequías en muchos lugares. Los tratados de paz seguirán siendo documentos temporales. Las tormentas continuarán trayendo destrucción.

Aunque eventos como estos traen dificultad y tristeza a la vida de los cristianos, no deben traernos miedo. Jesús nos advirtió que todas estas cosas sucederían como señales de que vivimos en los tiempos finales, y que continuarían hasta el fin definitivo. Son señales y síntomas de que habitamos en un mundo con fecha de caducidad.

Estas señales de dolor y deterioro nos recuerdan mirar más allá de este mundo, hacia la vida venidera: la vida que Jesús ya ganó para nosotros cuando vino por primera vez. Y porque lo hizo, sus seguidores pueden esperar con confianza el día en que Él regrese.

Oración

Señor, cuando contemple los acontecimientos de este mundo, no permitas que tenga miedo. Más bien, recuérdame que todo esto es una señal de que vienes pronto. Amén.